Kaylee una pequeña estadounidense de 10 años, en el colegio ella se burlaba constantemente de una de sus compañeras de escuela porque no le parecía el modo en que ella se vestía.
La madrastra de Kaylee se enteró de esta situación y decidió tomar cartas en el asunto, así que eligió castigarla de la manera en que la pequeña entendiera el daño que estaba provocando. Un día la llevó de compras ya que la pequeña es una ferviente amante de la moda, pero en lugar de llevarla a las tiendas donde regularmente la pequeña compraba ropa, la madrastra la llevó a un lugar de ropa de segunda mano, y le pidió que escogiera los peores vestidos del lugar.
Al terminar las compras, la madrastra le explicó cuál era el castigo que Kaylee sufriría por hacer bullying a sus compañeras. En los siguientes días la pequeña Kaylee tendría que usar esos feos vestidos para ir al colegio. Como era de esperarse, la niña fue víctima de las burlas de sus compañeros por la vestimenta que traía puesta.
“Creíamos que si ella se sentía como se sintió esa niña pequeña sentiría empatía por ella”. Afirmó la madrastra de Kaylee, Ally Olsen. Kaylee no entendía por qué se burlaban de ella, ya que en su opinión, ella seguía siendo la misma persona independientemente de lo que estuviera usando. Tras sufrir el castigo, la pequeña le pidió disculpas a su compañera por haber sido víctima de sus constantes acosos y burlas.
https://www.youtube.com/watch?v=SKtiKzgJLl8
Aunque la pequeña Olsen cree que fue un castigo justo por su modo de actuar. Cuando la historia fue dada a conocer por la prensa, muchos terapeutas y especialistas opinan que el castigo fue un acto humillante que pudo lastimar la autoestima de Kaylee. Aunque la experta en crianza Karyn Gordon, opinó que el castigo fue por el contrario, ingenioso y efectivo.