Nos pasamos todo el día viendo perfiles, haciendo currículums, identificándonos en diversos sitios, pero ¿sabías que la Tierra tiene su propia carta de presentación para una posible civilización extraterrestre? No, no estoy delirando. Esto es algo que algunos ya sabréis y pasó hace mucho tiempo, aunque es probable que el sistema, más sofisticado y mejorado, esté insertado en las nuevas naves de exploración espacial.
En breve resumen, porque existe mucha información al respecto, es que las primeras sondas espaciales que se lanzaron en los años 70 contenían unas placas y discos identificativos que nos presentaban como la civilización y planeta que somos por si algún día, alguna otra civilización extraterrestre encuentra la sonda pues que sepa que tampoco están solos en el Universo.
La Voyager I y II volvieron locos a los primeros científicos porque, bueno, ni habían discos duros, ni memorias usb, ni pantallas led para meter un mensaje de saludo. El medio por excelencia en aquel tiempo eran la cinta de cassette, la cinta de pistas y el disco de vinilo. Justo se investigaba la tecnología del cd-rom para su comercialización.
Ahora piensa de nuevo. Con la tecnología actual, ¿qué enviarías a extraterrestres si no sabemos cómo se comunican? Acaso, ¿sabrían descifrar el contenido de un disco duro que hemos inventado nosotros?¿sabrían cómo «enchufar» un usb? El único medio asequible sería el visual, pero ¿aguantaría una pantalla que mostrase vídeo cientos o millones de años hasta que sea encontrada?¿Qué tipo de batería usarías? ¿batería nuclear? ¿Y los efectos electromagnéticos o la acción degradante o alterante de los rayos cósmicos?. Está difícil la cosa; se aceptan ideas en los comentarios.
Pues bien, en 1977 también se comieron la cabeza pensando cómo hacer llegar el mensaje y optaron por algo que ha prevalecido desde los amaneceres de la Humanidad: escribir y dibujar. Así que, manos a la obra, grabaron unos símbolos forjados en cobre sobre unas placas. Con ello, se aseguraron que su degradación al tiempo sería muy duradera y para mitigar los posibles micro-impactos durante cientos de años por pequeños meteoritos, pues los de la NASA recubrieron el mensaje con oro tal y como ves en la foto. Ahora bien, esperemos que los extraterrestres tengan la vista desarrollada como nosotros, nadie nos asegura que lo que observamos realmente es la realidad. Si los perros ya ven en blanco y negro, y los murciélagos ni ven…imagínate una raza que no se base en el carbono. Todo es posible.
¿Y qué pone en los mensajes? Más bien, lo que se observa enganchado en la Voyager I y en la Voyager II es esto:
Pues bien, aunque esto parezca made in Atapuerca y realizado por el hombre de Cromañón, es un dibujo bastante explicativo y muy bien logrado para ser los años 70. Lo primero y más llamativo, es el saludo del hombre y al lado una mujer desnudos. Signo de paz y de bienvenida que nos presenta tal y como somos.
Fácil del descifrar si la civilización extraterrestre posee inteligencia y el sentido de la vista (se supone que sí, porque son capaces de detectar la nave y recogerla….a no ser que se les caiga encima de las cabezas, si tienen claro). Detrás de ambos, está el dibujo de la Voyager. O sea, que se interpreta: «Los de la nave somos nosotros».
La nave está dibujada 2 veces. En grande, detrás del hombre y la mujer, y en pequeñito en la parte inferior donde se muestran los planetas de la vía láctea. Interpretación: «En esta serie de planetas que giran alrededor de esta estrella, del tercero viene esta nave y aquí estamos nosotros». Por cierto, hubo gran discusión ética porque salían desnudos y querían censurarlo. Vamos a ver: acaso, ¿no está claro que esto es el ser humano?
Lo que parece una estrella brillando a la izquierda y que aparece también en el segundo mensaje de la Voyager es la situación exacta de la Vía Láctea dentro de la galaxia a la cuál pertenecemos. Es un GPS a lo cutre pero que sirve para orientar a cualquier viajero del espacio.
Por último, las 2 redonditas de arriba en la parte superior es para advertir que somos una civilización inteligente (bromas aparte) y que conocemos el esquema clásico del átomo más presente en todo el Universo: el hidrógeno.
Cuando se lanzó la siguiente, la Voyager II, se pensó en algo más sofisticado para comunicarse con una civilización inteligente. Como ves, seguimos indicando nuestra posición en la galaxia y mostrando que somos inteligentes con la molécula de hidrógeno. Pero esta vez, lo más sorprendente es que se pudo incluir un disco de oro que contenía los sonidos típicos del planeta Tierra. Se le llamó The Sounds of Earth y puedes encontrarlo en youtube. Las personas encargadas de la selección de música (junto con el saludo en 55 idiomas), que incluía también un bonus track de una serie de imágenes de la Tierra, fueron el equipo del mayor divulgador científico sobre el universo: el astrofísico y cosmólogo Dr. Carl Sagan.
[youtube_video]http://www.youtube.com/watch?v=Mse_u8leVP4[/youtube_video]
Lo que ves a arriba y a la izquierda son las instrucciones para hacer funcionar el disco que incorpora la placa para poder escuchar correctamente la música. Debajo justo de la forma redonda del vinilo, se encuentra detallada la distancia que debe cumplir la aguja para que suene bien. A la izquierda, se detallan las señales de ondas y el código binario para la escucha y la lectura de las imágenes.
Es bien curioso, que estos sean los mensajes enviados publicados oficialmente ya que seguro que desconocemos lo que incorporaban otras misiones que se han lanzado. También, todo esto sucedió tras la conquista de la Luna gracias a la controvertida Misión Apolo. Realmente, ¿hubo algo allí para que nos motivase a enviar mensajes después e iniciar el denominado proyecto SETI?.
Aquí en nuestro planeta, si cayese esto, nada más encontrarlo es bien seguro que pasaríamos de la música y las fotos e iríamos a vender rápido por el tema del oro, sin importarnos si es extraterrestre o del Chiquistán. Delante dinero al alza, detrás la gente falsa.
Ahora ya han pasado más de 30 años desde que las Voyager despegaron. Realizaron correctamente sus misiones y pudimos por fin ver imágenes de planetas tan lejanos como Júpiter, Urano o Neptuno. Una vez acabadas las misiones y sin ningún tipo de fuel, las naves aprovecharon las fuerzas de gravedad de los planetas para salir de la Vía Láctea y emprender un viaje hacia los confines del Universo, con parte de nuestra historia muy lejos de casa. De hecho, todavía siguen operativas y envían datos gracias a la energía solar. Si alguna vez llegan a seres inteligentes, puede que ya ni existamos como planeta pero almenos quedará la evidencia que hubo vida, que habitó y disfrutó de una oportunidad que no sabemos si desaprovechó o no.
Hasta aquí la aventura de las Voyager y sus mensajes. Pero,¿te parece buena idea lo de mandar mensajes? Piensa que además de datos sobre la Tierra, estamos dando la dirección de nuestra casa a «algo» que no conocemos. En estos mensajes, hemos incluido nuestra base de vida y desciframos nuestra genética además de información de cómo funciona el cuerpo humano. Es como una sensación de esperanza para quién le apasione el tema, pero también un poco de miedo ante una situación futura de carácter hostil. Y es que cuando se hace un viaje tan largo, no vienes a saludar, vienes porque algo te interesa: recursos, comida y agua.
Para los que le haya gustado este post, ya pronto en unos meses volvemos a Marte. Primero, se nos cayó el paracaídas encima y el robot no pudo hacer nada. En la segunda, la rueda del robot se quedó atascada en la arena. Así que, a la tercera va la vencida con la Mars Curiosity. Este es el vídeo explicativo de cómo aterrizará a Marte de aquí unos 3 meses, que por cierto, lleva un moneda antigua del presidente Lincoln con el emblema: «In God we Trust«.
[youtube_video]http://www.youtube.com/watch?v=P4boyXQuUIw[/youtube_video]