Dentro de la historia de los casos de poltergeist, hay uno que, por historia y por la veracidad de los hechos, destaca sobre todos los demás, excluyendo el comentado en otro de nuestros posts, como es el del expediente Vallecas. Esta vez es un caso que tuvo lugar en la localidad alemana de Rosenheim en el año 1967. Un caso muy especial dentro de la casuística y cuyas investigaciones no pudieron arrojar resultados más sorprendentes. Ya veréis.
Comienzan los fenómenos
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Entrando en materia, hay que decir que todo se desarrolla en un edificio de la calle Konigtrasse, más concretamente, en el bufete de abogados profesionales Sigmund Adam. Allí, y rompiendo el monótono trabajo de los empleados, comienzan a suceder una serie de sucesos inexplicables.
Unos sucesos que encajan perfectamente dentro de lo que denominamos un fenómeno de tipo poltergeist: movimiento de lámparas, llamadas de teléfono que nadie hace (existe documentación de la empresa verificable), extrañas interferencias en los aparatos del edificio, golpes y ruidos secos que parecían provenir de ninguna parte. Hasta aquí lo inexplicable, pero todo el mundo sabe que los recuerdos se pueden distorsionar y añadir una parte subjetiva de lo vivido o incluso de alguna ilusión creada, y eso lo saben muchos psicólogos, psiquiatras y, en definitiva, expertos relacionados con la neurociencia. Pero, ¿qué pasó?.
Se inicia la investigación en el lugar de los hechos
Tal era la tensión que producía estos fenómenos que se optó por llamar a la responsable de las líneas telefónicas, por aquel entonces era Siemens, así como a un grupo de expertos de la universidad de Friburgo, el cual, estaba encabezado por Hans Bender, un médico que fue ícono de referencia del mundo paranormal alemán. Con esto se pretendía poner fin a una serie de sucesos que nadie, absolutamente nadie, podía comprender.
Si nos situamos en los años 60, esta parte de Europa estaba en un contínuo proceso de renovación tras una segunda guerra mundial que tuvo lugar dos décadas antes. Por eso, se podrían justificar errores y fallos eléctricos de nuevas instalaciones, así como los primeros contactos de algunos trabajadores con estas «nuevas tecnologías», que seguro era tan extraño como la primera que vez que pulsamos una pantalla táctil o hablamos por webcam. Hay que ser prudentes y analizar al detalle lo ocurrido. ¿Y que ocurrió en Rosenheim? Esto son algunos detalles más remarcables, a pesar de que el equipo de ayuda procedió a renovar y cambiar toda la instalación telefónica y eléctrica:
- En un período aproximado de un mes, la oficina marcaba 600 veces el mismo número de teléfono
- Un técnico fue a reparar un fluorescente, y éste además de fundirse, se retorció de forma extraña
- Los trabajadores recibían descargar eléctricas cuando intentaban tocar las máquinas de escribir
- El mobiliario se movía sin causa física alguna y sin autorización a nadie por las noches
- Las lámparas del bufete se movían de un lado para otro a determinadas horas del día
Una vez se dio comienzo a las pesquisas, tanto la compañía telefónica como el equipo del señor Bender solo pudieron dar fe de que allí sucedía algo extraño. Más que extraño, inexplicable. Las líneas de teléfono, al menos, estaban en orden. Sin embargo, los científicos, mucho más extrañados, pudieron captar ciertos campos magnéticos alterados, cambios bruscos de temperatura y algunos fenómenos que no eran usuales siempre, y esto es lo sorprendente, cuando una de las empleadas estaba presente: Anne Marie Schnabel.
Conclusiones
Los fenómenos seguían sucediendo a pesar de cambia la compañía de teléfono y tener instalación eléctrica nueva. Puestas así las cosas, Johannes Engelhard decidió, por consenso entre ambas partes, destituir de su puesto a esta empleada. La explicación que se dio era que todo el estrés que ella estaba padeciendo hacía que se produjeran estos fenómenos. Y es que, lo creamos o no, una vez que ella abandonó el lugar, toda la fenomenología cesó. Era como si ella fuera un gran foco de energía de la que se impregnaba el lugar.
Es más, cuentan que, con la calma de que todo había pasado, los compañeros de Johannes manifestaron que ella les había confesado que cuando iba por la calle, y a su paso por los diferentes sistemas de alumbrado de la calle, las farolas se iban apagando a su paso. Un caso, como vemos, que no revestiría mayor importancia sino fuera porque las investigaciones siguieron todos los protocolos científicos del momento. ¿Realmente contaba la protagonista de esa historia con algún tipo de poder paranormal?.
Nunca se supo si las causas del caso Rosenheim fueron debidas a una actividad eléctrica inusual o por algún campo electromagnético que influía en el lugar. Tampoco sabremos a ciencia cierta si Anne Marie era poseedora de un remanente energético o la acompañaba, por así decirlo, de un espíritu que la condicionaba. La energía que causa este tipo de manifestaciones aún es tan desconocida como la materia oscura, y sin en el mundo cuántico, las cosas no obedecen a las leyes de la física tradicionales, nadie asegura que lo que sucedió en Rosenheim como en otro tipo de lugares es totalmente cierto y verdadero, aunque de historias paranormales las hay mil y muchas de ellas un fraude total.