Los dichos son expresiones que se utilizan habitualmente para hacer referencia a una situación o comportamiento de nuestra vida cotidiana. Se utilizan tanto que, a veces, no sabemos de dónde vienen pero que de todas maneras entendemos lo que nos quieren decir, como por ejemplo: matar el gusanillo, coger una turca o naranjas de la china.
Así que manos a la obra, vamos a ver de dónde salen algunas de las palabrejas y coletillas al final de frase más utilizadas en el habla hispana. Son 5 dichos y sus orígenes:
1. Me he puesto las botas
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Este dicho hace referencia a sacar provecho de algo o lograr algo que no es de gran interés o nos conviene. Enriquecerse o aprovecharse sería la palabra más adecuada para este dicho. El origen real viene de que las botas, en tiempos antiguos, eran un distintivo de clase social ya que solamente los caballeros que las llevaban puestas eran lo que tenían riquezas. Las botas eran diferentes que los zapatos ya que éstos últimos eran para la gente de clase media o baja de condición bastante humilde. No digamos ya aquellos que no aspiraban ni a obtener un calzado.
2. Dar el pego
Esta frase figurada que utilizamos hoy en día muchos de nosotros no es más que una referencia al engaño. Cuando alguien está dando el pego, por ejemplo, quiere decir que nos está mintiendo o falseando algo que no es. Algo falso. Otro ejemplo sería que vas con un bolso que parece de louis vuitton pero comprado en el mercadillo: pues estás dando el pego con el bolso.
Ahora bien, el sustantivo «pego» proviene de los juegos de naipes y es la técnica que se utiliza para engañar y hacer trampa al pegar con disimulo dos cartas. En los albores de este juego, algunos tramposos lo que hacían era untar con una especie de pegamento los laterales de los naipes. Así, se presionan las 2 cartas y el «pego» hace su función, haciendo que se vea a los ojos de los demás jugadores una sola carta.
3. Meter la pata
Cuando decimos que hemos metido la pata en algo, quiere decir que «la hemos cagado», otro dicho. O sea, que hemos hecho algo inoportuno o algo mal con la situación o en algún trabajo, incuso contándole a alguien algo que no deberíamos. Las expresiones más comúnes son: «he metido la pata» o «la he cagado».
Hace mucho tiempo, el «meter la pata» era como una ofensa o un insulto. La referencia histórica se encuentra en un pueblo de Aragón (Sestrica) dónde el día de San Antón se sacaban los caballos para acompañar a la imagen del Santo. Por aquel entonces, a los que les tocaba guiar a los caballos tenían que adentrarse en el barro del camino y al caminar, metían tanto los pies los hombres, como las patas los caballos en aquellos terrenos fanganosos. Por eso, la gente se decía «tú eres de los que vas a meter la pata», como un insulto degradante.
4. Lavarse las manos
Esto no es la higiene que practica la mayoría de la gente antes de las comidas. Quizás se utiliza más en el trabajo cuando alguien «se lava las manos» de los problemas y los evita. Descartar ese problema que hay que resolver y huir de cualquier tipo de responsabilidad es «lavarse las manos».
Para encontrar el verdadero significado hay que remontarse a La Biblia, dónde Poncio Pilato no sigue la tradición popular de lavarse las manos delante de las gentes del pueblo para demostrar su inocencia ante el crimen que se le atribuía. En latín, Lavi inter innocentes manus meas, frase que se incorpora a la misa habitual.
5. Se ha descubierto el pastel
Cuando una cosa que se mantenía en secreto o estaba oculta sale a la luz y se descubre, entonces decimos que se «ha descubierto el pastel». Se descubre la trampa o el juego sucio.
Luego, si te preguntas que por qué el pastel y no un donut o el gato, entonces hay que adentrarse en los orígenes históricos de la frase.
Hace siglos, el pastel no era como lo conocemos ahora, sino que era una empanada de hojaldre que contenía carne picada o pisto. Los panaderos o pasteleros de aquella época, conociendo el valor en dinero que tenía la carne, solían adulterar el contenido del pastel, por lo que la gente al descubrir la fullería o trampa les decía a los pasteleros: «hemos descubierto el pastel». Hoy día, esto es algo habitual como cuando inyectan agua en los melones o sandías para que pesen más, o bien, incorporan garbanzos en las mezclas de frutos secos, pues son más baratos y les pagarán por peso total.