Apúntate a este artículo, te va a encantar. Y más que nada, porque está dedicado a todos los que de algún modo u otro estáis trabajando y que a veces, según que situaciones pues no se pueden explicar si no estás ahí o incluso no sabes cómo transmitirlas. Seguramente, es como un GRITO MENTAL de queja desesperada. Te entiendo perfectamente.
En este post, te voy a plantear tres situaciones muy comunes, que vienen de 3 tipos de perfiles diferentes: familiares o conocidos, clientes y jefes. Todos tienen algo en común: que te tocan la moral por no decir otra cosa. Quizás, algunos no os sintáis identificados sobretodo si trabajas para una gran empresa. Más bien, lo he enfocado al pequeño y mediano comercio que tiene trato directo con el público. Sin estas premisas será difícil entender lo que quiero decir, pero bueno, vamos a lo que vamos:
1. Que suerte, ¡tienes trabajo!
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Esta es la frase de moda en tiempos de crisis. En pocas palabras, te dice que tienes una obligación y una dependencia total a tu forma de ganarte el dinero sin escapatoria alguna. La gente cree que tienes suerte pero no es así. Tú simplemente te limitas a hacer tu faena y encima a aguantar al jefe pidiéndote un poco más porque «las cosas están así…ya sabes…», «mira, un día estamos bien y otro en la calle». La gente que te dice esta frase no sabe cómo te has bajado los pantalones hasta la fecha y que posiblemente estés harto o harta de ese trabajo pero que viendo el panorama que hay, pues mejor quedarse en lo malo conocido que lo bueno por conocer. Pero te digo una cosa: esto no es así. Si eres un inconformista o alguien que de verdad desea avanzar en la vida, debes arriesgarte. Si bajo tu techo no recae una hipoteca o una cantidad a deber muy grande, entonces tienes muchísimas alternativas para cambiar tu forma de vida y no dejarte llevar por esas personas que siempre tienen miedo o que te inculcan una falsa seguridad. Por eso digo: «No es suerte. Simplemente trabajo». Suerte sería que me tocase la lotería o que el dinero caiga del cielo justo en mi balcón.
2. Me sabe mal porque veo que vas a cerrar
Creo que todo el mundo debería trabajar por una vez en su vida atendiendo al público y estar detrás de un mostrador o en una zona de servicios. A más de uno se le cambiaría la cara o entendería el porqué de algunas cosas. Este apartado está dedicado a toda esa gente estúpida (por dejarlo así de pequeño) que, a pesar de tener TODO el día por delante, llega justo 5 minutos antes de cerrar un comercio o un servicio o lo que sea. Y claro, tus jefes o el jeta-encargado ya se han ido hace rato y deberás ser TÚ la que tenga o el que tenga que pringar mínimo 10-15 minutos más tirando corto y sin cobrar por eso.
Algunos diréis: «es que son 15 minutos», «que exagerado». Ahora multiplícalo por 100 días de trabajo por ejemplo…hummm: 1500 minutos. ¿Trabajamos gratis o qué? Lo peor de todo que, en este tipo de comercio minorista, la gente adopta el rol de que el cliente manda porque paga y como la crisis afecta….la tienda tiene que hacer hasta reverencias besando el suelo cuando llega alguien.
Sí, hasta aquí lo entendemos. Así son los negocios. Los chinos también sonríen en el restaurante pero no sabemos lo que piensan a ciencia cierta. Lo falso e hipócrita es que si llegas tarde: no te hagas el despitado o la despistada. Conoces muy bien el horario de las cosas o tendremos que interpretar que eres un analfabeto o analfabeta de campeonato. Este tipo de personas que hacen esto encima te dicen que ellos también trabajan. Yo me lo creo, vale. Peor son los que están sin hacer nada por su propia voluntad. Lo que hay que hacer es seguirles un día hasta su trabajo y hacerte pasar por cliente un día concreto: y zas! a preguntar y exigir!. A ver que cara se les pone. Seguro que de cara simpática nada. Mientras tú, encima te acuerdas que ibas sonriendo y aguantabas el chaparrón.
3.¡Esto lo quiero YA!
Preparados, listos y ya. Si tu jefe es de los que dicen eso habitualmente, pues creo que es un fapero de cuidado. No sabe de física, ni medir el tiempo. Incluso cree que ha sido teletransportado al Antiguo Egipto y es capataz supremo. O si es jefa, pues vive eternamente en Halloween, montada en su Nimbus-2000. Dejando a un lado estas chorradas, creo que es la peor forma de manejar a sus empleados. Y si tú eres uno de ellos, ya estás tardando en salir de ahí o almenos puedes intentar destronarle (algo difícil cuando tienen el culo calentito del asiento) para que la empresa no se vaya a pique. Lo que vengo a decir es que no sabe dirigir un equipo y tiene la creencia estancada del siglo pasado en el que una voz fuerte y enfadada puede achantar a cualquiera. Hoy día, esto todavía funciona. Y la culpa de todo esto no es tuya. Quizás de esa minoría de compañeros apagados, pelotas, boludetes, que no hablan y dicen SÍ a todo. Por culpa de este tipo de personas conformistas, no avanzamos como profesionales que somos todos. Y lo digo así de claro. Desde pequeños son tus padres los que te generan el miedo, la seguridad y las cosas que no deberías hacer. Aquí pasas tu primer filtro que te incapacita para no hacer lo que verdaderamente deseas. Luego, cuando empiezas a trabajar…otra persona te dice lo que debes hacer y no admite ninguna idea de tu parte. Entonces,¿por qué el tengo que poner en el Currículum Vitae mis habilidades y que soy una persona con iniciativa y original y bla bla bla? Siento decirlo, pero la mayoría de empresas quieren 2 manos, 2 pies, 2 orejas para escuchar las órdenes y 2 ojos para ver hacia dónde se dirige el dedo que les manda. Y si falta alguna de esas extremidades, o no te contratan…o lo hacen y se ganan dinero con una subvención valorando hipócritamente a la persona.
Bueno, y hasta aquí llegó el post. Si te gustó, no olvides compartirlo. Creo que es importante ayudarse y hacer entender (o eso creo) que nada es imposible y que el único factor limitante somos nosostros mismos……………….Te mentí. Soy sincero: es el dinero.