El título lo dice todo. Somos personas, no somos perfectos. Y nuestros defectos nos hacen diferentes. Ahora bien, la sociedad nos condiciona a «maquillarnos» y aparentar a veces lo que no somos porque tenemos en la cabeza instaurado el «qué dirán de mi persona«.
Pues bien, con este post quiero ayudarte a liberar un poco esas cosillas de la vida cotidiana para que veas que no eres la única persona que le suceden estas cosas y que todo el mundo tarde o temprano te acaba confesando en la intimidad algo que si lo piensas bien: no es nada importante ni vital.
1. Manías cuando compramos en el supermercado
Tabla de Contenidos
- 1 1. Manías cuando compramos en el supermercado
- 2 2. Lavabos de grandes superficies o centros comerciales
- 3 3. Mendigos en el transporte público
- 4 4. Máquinas dispensadoras de bebidas y comida
- 5 5. El tabú de las ventosidades matutinas
- 6 6. Picnic, Vermouth e Invitaciones en festejos y celebraciones
- 7 7. Reflejo del Móvil o teléfono celular
- 8 8. Sin pelos en la lengua: mocos, burillas, titi o willy.
- 9 9. El perro que aparece de repente de una casa y te ladra
- 10 10. El teorema de las servilletas
Existe una ley básica que dice que si te han colocado las botellas de agua, o las latas de refresco o los cartones de leche…o bollería…en fin, cualquier producto colocado por filas de forma ordenada en el pasillo: da igual el orden, se agarra siempre el que está en la segunda fila, en la tercera e incluso en la última. La creencia es que está menos «tocado», menos «usado» y sin riesgo de estar abollado o vete tú a saber.
2. Lavabos de grandes superficies o centros comerciales
La situación es la siguiente: entras al WC, te lavas las manos y luego te las secas con el dichoso aire o con cualquier papel disponible. Pero, cuando te dispones a salir,¿no te planteas intentar tocar lo menos posible el mango o el pomo de la puerta porque piensas que mucha gente no se ha lavado las manos y abre la puerta igual que tú?
3. Mendigos en el transporte público
Si el autobús o el tren está lleno de gente, y aparece un indigente, un mendigo o cualquiera cantando y pidiendo dinero. ¿Qué pasa? Habitualmente, y por una extraña razón, nuestro cerebro lo aisla y hacemos como si la persona fuese totalmente invisible. Nos da igual la historia que haya detrás: sólo piensas que «que no me toque a mi», «que no me diga nada», «a ver si pasa ya…».
4. Máquinas dispensadoras de bebidas y comida
Aunque metas la cantidad de dinero correcta para sacar una lata, una botella de agua, una fruta o una dulce pasta….existe un reflejo que es darle al botón repetidamente siempre con la esperanza que pasen 2 tipos de cosas:
- Que la moneda vuelva a caer y te salga la bebida gratis
- Que caiga otra bebida extra
5. El tabú de las ventosidades matutinas
Las ventosidades o frecuentemente llamados «peos» son un tema tabú entre la mayoría de personas. La verdad es que es una reacción fisiológica del cuerpo en la que el gas debe ser expulsado para que no se acumule y ocasionen problemas en el intestino. Es bueno «echarlo», hablando en plata. Lo que pasa que está visto como algo guarro, descarado, amoral y poco ético en una sociedad refinada. Pero seguro que en tu intimidad, no hay mejor placer cuando te despiertas por la mañana que las tripas se retuerzan y notes esa sensación de que algo va salir. Para colmo, sueles retener un poco más de gas porque encima quieres que lleve banda sonora incluida y al final pasan 2 cosas:
- Un estruendoso ruido de «buenos días» para los que conviven a tu lado.
- No hay ruido y la ventosidad se exterioriza de forma silenciosa aportando energía calorífica (que notas enseguida) y un olor nauseabundo en el que tú mismo o misma piensas: «estoy podrido por dentro». Y si hay alguien cerca tuyo, ya se encargará de decirlo por ti.
6. Picnic, Vermouth e Invitaciones en festejos y celebraciones
No hay cosa más primaria que en una muchedumbre o grupos de personas que celebran algo, detectar inconscientemente (o premeditadamente) dónde está la fuente de comida principal y cuánto queda de bebida. Encima si es gratis, lo que hacemos en beber rápido para que nos llenen una segunda copa. Después, sobretodo en entrantes de las bodas, acudimos avispadamente al sitio dónde sale el mejor plato y hacemos colas como miserables, dando gracias a los novios por dejarte comer.
7. Reflejo del Móvil o teléfono celular
Voy por la calle. Saco el móvil, lo miro. Me lo vuelvo a meter en el bolsillo pero ni he mirado la hora, ni las llamadas, ni si había un whatsapp. ¿Qué he hecho realmente? Un reflejo tonto. Antes se hacía mucho con el reloj, sobretodo cuando te ibas a cruzar con alguien al que no querías saludar o no querías que te viese.
8. Sin pelos en la lengua: mocos, burillas, titi o willy.
Sí, exacto. Eso que sale por la nariz con la ayuda del dedo. Al igual que las ventosidades, mal visto por la sociedad pero nos ayudan a retener partículas y gérmenes que hay en el ambiente y que al respirar quedan atrapados hasta que se medio solidifican. Hay 4 sitios ideales para sacárselos:
- En clase
- En el coche
- Delante del ordenador
- En el sofá de casa
Pero esto ya lo sabemos. Lo que te voy a hablar es de esa situación que nos pasa y es que a veces estos «pequeños elementos» son demasiado pegajosos y quedan adheridos al dedo o a la uña del dedo. Intentas hacer un cambio de mano, pero justo se te engancha en el otro dedo. Así que intentas dispararlo como cuando juegas con las canicas o les das a alguien en la oreja. La mala suerte es que se quedan en la uña otra vez y vuelta a empezar. Son esos típicos mocos que por un lado están secos y por el otro lado todavía andan algo húmedos. La solución definitiva pasa por 4 alternativas:
- Sacar educadamente un pañuelo y limpiarlo
- Lavarse las manos, frotando con intensidad hasta que por fin se vaya
- Acumularlo en el archivo histórico que habita debajo del sofá
- El lanzamiento del «cohete» ha sido un éxito pero al final se desvió de trayectoria cayendo al suelo de tu casa, del trabajo o de tu propia clase.
9. El perro que aparece de repente de una casa y te ladra
La situación es la siguiente: vas caminando superconcentrado por una calle cuando, de repente, al pasar por una valla o una puerta, se te aparece un perro ladrando, sea grande o pequeño. Justo en ese momento es cuando te pasa. Te encojes y pegas un tirón. Y lo primero que piensas es «que no se haya notado que me he asustado y que me he movido ligeramente con un sobresalto».
10. El teorema de las servilletas
Si en casa comes con una servilleta. Si vas a un restaurante y sólo te ponen una servilleta. ¿Por qué cuándo entramos en un bareto, o en el McDonald’s o un Burguer King asaltamos literalmente los paquetes de servilletas? ¿Por qué sabemos que nos vamos a poner como los «gorrinos» de mayonesa, ketchup y otras variedades? No. La respuesta es básica: son GRATIS!!! podemos limpiarnos casi infinitamente. Eso pasó con la mayonesa, que es más cara que el ketchup, y ahora ya no está al alcance de la mano.